En tiempo no lejanos, cuando me preguntaban mi porqué en la literatura, respondía con frases como: para estar presente en la vida, para volcar mis ideas y los sentimientos, para no volverme loca, o repetía con algún sonido poético, que grabado en mí a modo de casette, escuchaba por una y otra vez...En realidad todo aparecía vago y deficiente, lo único que hoy me resulta claro es que luego de volcar la frase sentida en un dibujo de palabras, me producía un dolor amoroso acompasado de trompetas al aire.
Un día, en un recodo del camino invisible, me esperaba una misión. En una clara visión me fué encomendada por orden del alma-espíritu del cosmos; donándome una suave conciencia condensada por filtros de luz, para estampar el material pristino de emociones y los cauces subterráneos dormidos intrínsecamente desde el más allá de los siglos.
Quisiera encerrar el mundo en estas líneas y solo puedo decir que lo único que me refleja son palabras incoherentes desprolijas y carenciadas. A veces mi espejo muestra alguna semblanza en la revuelta de las vivencias. Por ahí, una mano golpea mi puerta en empeño, a seguir latiendo en el divino material de las sensaciones con sus brotes límpidos y buenos.
Sé también de las cavas abismales fluyendo de las horas, pero de algo doy absoluta fe: La misión me dicta exponerme a la prueba del cristal, donde suelto en bancadas los dictados de mi corazón en una evolutiva búsqueda de Dios-luz dentro mío.
En Alusiones pretendo algún desprendimiento, compartido, o tal vez te llegue una imágen, o también me digas: no. Es fantástico; estuvimos juntos: vos y yo.
________________________________Carmela Isabella
(*) Escrito por la autora, a modo de Prólogo para su obra de dicho nombre, publicada en 1999.
Un día, en un recodo del camino invisible, me esperaba una misión. En una clara visión me fué encomendada por orden del alma-espíritu del cosmos; donándome una suave conciencia condensada por filtros de luz, para estampar el material pristino de emociones y los cauces subterráneos dormidos intrínsecamente desde el más allá de los siglos.
Quisiera encerrar el mundo en estas líneas y solo puedo decir que lo único que me refleja son palabras incoherentes desprolijas y carenciadas. A veces mi espejo muestra alguna semblanza en la revuelta de las vivencias. Por ahí, una mano golpea mi puerta en empeño, a seguir latiendo en el divino material de las sensaciones con sus brotes límpidos y buenos.
Sé también de las cavas abismales fluyendo de las horas, pero de algo doy absoluta fe: La misión me dicta exponerme a la prueba del cristal, donde suelto en bancadas los dictados de mi corazón en una evolutiva búsqueda de Dios-luz dentro mío.
En Alusiones pretendo algún desprendimiento, compartido, o tal vez te llegue una imágen, o también me digas: no. Es fantástico; estuvimos juntos: vos y yo.
________________________________Carmela Isabella
(*) Escrito por la autora, a modo de Prólogo para su obra de dicho nombre, publicada en 1999.
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